Pasar al contenido principal

Escenificación de la Danza de Diablos de Espejos

La campana de la Iglesia Nuestra Señora de La Merced, en Garachiné, inicia su repicar a las 5:00 a.m. anunciando el día de la festividad, y a su vez,  para que los danzantes que van a participar de esta fiesta de Corpus Christi, empiezen a vestirse para escenificar el folclore de la Danza de los Diablos de Espejos de Garachiné.

 

 

Imagen
Vista previa Capitán reclutando
Salida del Diablo Capitán.

 

A eso de las 7:00 a.m., los músicos, el  acordeonista y el  tamborilero, se dirigen  hacia la residencia del Diablo Capitán,  quien es el  primero en salir a la calle, lanzando el siguiente verso: 

 

 

Voy a comenzar la danza, y haré una medición,
para repartir el mundo, que ya está en la perdición.

 

 

Una vez que el Diablo Capitán sale de su residencia con los músicos, se dirigen en busca de los demás diablos danzantes, en este caso la Primera Guía y la Segunda Guía, en ese orden, ambos están encargados de organizar las filas de los diablos danzantes; cada uno presidirá una de ellas al ir incorporando a los diablos rasos que esperan en sus hogares, mientras el Ángel y el Alma esperan en la Iglesia.

 

El último en salir a la calle es el  Diablo Mayor, quien es buscado en su  residencia por todos los demás danzantes, pero antes de que salga, estos dan una vuelta alrededor de la vivienda del Diablo Mayor quien permanece dentro de la misma. 

 

 

Imagen
Vista previa Capitán llamando a la puerta
Llamada del Diablo Capitán a la puerta de la casa del Diablo Mayor.

 

El Diablo Capitán se acerca a su puerta, seguro de que es allí donde se encuentra, y pronuncia el siguiente verso:

 

Te he buscado por el aire,
te he buscado por el mar,
te he buscado en todas parte;
¡y aquí!, te he de encontrar.

 

 

Una vez que el Diablo Capitán pronuncia este verso, abre con su bastón la puerta principal de la casa y allí lo está esperando el Diablo Mayor, que en respuesta al verso anterior le contesta:

 

 

Dicen que hay una gran fiesta,
que la celebra el cordero,
yo vengo a celebrarla,
a pesar que soy de los infiernos.

 

 

Mientras los demás diablos se quedan en la calle danzando, el Diablo Capitán ingresa a la residencia del Diablo Mayor, entablan un baile de saludo pujante y zapateo, para luego proceder a salir a la calle cuando así lo decida el Diablo Mayor y encontrarse con los demás danzantes. Sale primero este último, y una vez que lo hace, se mueve con su destreza de bailarín, para pasearse entre los demás diablos en acción de saludo, pero en forma recelosa y maliciosa.  Posteriormente lo acompaña bailando el  Diablo Capitán, hasta que se da la orden por parte del  Diablo Mayor de formar las dos filas, repitiendo esta orden el Diablo Capitán y ejecutada por los dos guías quienes proceden a ordenar a los demás danzantes, que ya conocen la posición que le corresponde a cada uno, la formación de las dos filas que va en orden de tamaño, de mayor a menor.  Luego de formar las dos filas, el Diablo Capitán le entrega la danza al  Diablo Mayor para que la presida,  y se coloca al fondo entre las dos filas,  revisando que todos estén en la posición que le corresponde a cada danzante. Ambos danzantes, tanto el  Diablo Mayor como el Diablo Capitán se mantienen en el centro entre las dos filas danzando e intercambiando de posición de atrás hacia adelante. Una vez formados se dirigen a la Iglesia Católica Nuestra Señora de La Merced.

 

Al llegar a la Iglesia, continúan danzado formando las dos filas y ejecutando las diferentes figuras que representa la danza; mientras el  Diablo Mayor y el Diablo Capitán, continúan en el centro entre las dos filas.  Al  estar próximos a la  puerta de la  Iglesia,  el  Diablo Mayor se adelanta un poco hacia la misma en forma recelosa y maliciosa, intentando en dos ocasiones ingresar en ella, pero se arrepiente y se devuelve.  Hace un tercer intento,  seguro y confiado de poder entrar a ella sin ningún obstáculo, pero desconoce que dentro de la iglesia se encuentran el Ángel y el Alma, quienes les salen al  paso en forma sorpresiva, provocándole gran asombro al  Diablo Mayor,  quien se detiene y los  mira con recelo y desconfianza,  para luego acercarse al  Ángel,  quien lo  observa en actitud desafiante de no permitirle la entrada a la iglesia y le pregunta:

 

Animal,
¿Qué buscáis en este templo tan divino,
que con tanta vigilancia,
Tú, de un lado a otro miráis?

 

Le responde el Diablo Mayor:

 

Dicen que hay una gran fiesta,
que hoy la celebra el cordero,
yo la vengo a celebrar
con todos mis compañeros.

 

 

Contesta el Angel:

 

No podrás celebrar,
porque dicen que eres maligno,
retirate, por los siglos de los siglos,
Amén.

 

 

Después de estas palabras, el Diablo Mayor se retira de espalda en forma de seguidilla hacia atrás hasta llegar donde se encuentran los otros diablos que le esperan a una distancia de la entrada de la iglesia. Luego regresa nuevamente a las puertas de la iglesia donde esta el Angel y le dice: 

 

Hoy como es el día del cordero,
licencia pedimos los diablos,
ya que no somos perdonados.

 

 

En respuesta el Ángel le responde:

 

Ya licencia tenéis,
que se les concede el perdón,
para que entren danzando a la iglesia
y bailen fuera de la procesión.

 

 

Después que el Ángel  le ha dado la licencia (permiso)  al  Diablo Mayor para que entren  a la iglesia, este se voltea hacia los otros danzantes y les anuncia la decisión del Ángel:  

 

Compañeros, ya licencia tenemos,
que se nos ha concedido el perdón, 
para que entremos danzando a la iglesia,
y bailemos fuera de la procesión.

 

 

Con la licencia otorgada a los diablos danzantes guiados por el Diablo Mayor, se acercan a la puerta para ingresar a la iglesia, pero en posición de arrepentimiento, que consiste en entrar con la cabeza baja y el torso superior del cuerpo doblado hacia delante (agachados), y las piernas dobladas; dando saltos cortos hasta llegar al  Altar,  manteniendo las  dos filas hasta que entra el  último  diablo   danzante  que  es  el Capitán.  Dentro de la  iglesia,  todos los  danzantes buscan el  mechón o vela encendida que antes de su llegada  un  familiar  o  encargado  de velar por él,  ha colocado frente  al altar,  para arrodillarse y quitarse la máscara,  y  así elevar  su  oración, agradecimiento,  petición o  manda, etc.,  ya sea propia o de un tercero. En este caso,  si  el  diablo  Mayor no tiene  ninguno de los  compromisos antes señalado,  no se arrodilla y se queda de pie bailando alrededor de los  demás  diablos  danzantes  que están frente al Altar.

 

Concluida la ceremonia frente al Altar por parte de los danzantes,  el  Sacerdote del  pueblo procede a dar la Eucaristía, iniciando con el canto dedicado al Santísimo Sacramento.

 

Concluida la  Eucaristía,  se reanuda la danza con un baile para llevar a cabo la ceremonia dentro de la Iglesia, acto seguido el Diablo Capitán da la orden para formar la Cruz, con la intención de someter al Diablo Mayor para que acepte a Jesús;  es por eso que los dilablos danzantes,  uno a uno,  pronuncian un verso alusivo al Santísimo y proceden a colocar sus bastones en el piso en orden hasta lograr formar la representación de la cruz.  Inicia el acto la Primera Guía, con un verso que dice: 

 

Al construir la Cruz,
se construye con bastón,
por ser la primera guía,
me toca poner la mía.

 

 

 Una vez que la  Primera  Guía coloca su bastón,  le  sigue la  Segunda Guía quien pronuncia el siguiente verso:

 

Para continuar construyendo esta Cruz,
que se construye con bastón,
por ser la Segunda guía,
me toca poner la mía.

 

 

Luego que la Segunda Guía ha colocado su bastón, le siguen los Diablos Rasos; con el  primero de la fila derecha, quien pronuncia un verso alusivo al  Santísimo, continua el primero de la fila izquierda,  y así sucesivamente continúan intercalándose los danzantes para pronunciar sus versos.


Posteriormente,  el  Diablo Mayor,  quien participa en la formación de la Cruz con su bastón, pronuncia un verso antes de colocarlo:

 

Soy el Diablo Mayor, 
que viste todo de rayo,
al poner este bastón,
a todos les da desmayo.

 

 

El verso principal es el que pronuncia el Diablo Capitán, al poner su bastón para terminar de construir la Cruz, cuando dice:

 

Al poner la última pieza,
porque soy el Capitán,
de los infiernos he venido,
con esta danza galán.

 

 

 

Continúa, el Diablo Capitán, diciendo:

 

Soy el Diablo más grande,
del infierno el director,
vengo en busca de las almas,
que manda el Diablo Mayor.

 

 

Una vez construida la Cruz, el Diablo Mayor se aleja de ella en actitud de rechazo, pero el Diablo Capitán insiste en llevarlo ante la Cruz, acción que rechaza el Diablo Mayor. Pero después de varios intentos sin lograr que el Diablo Capitán lo lleve hasta la cruz, los demás diablos danzantes lo acompañan para ir en su búsqueda y así logran colocarlo frente a la Cruz, a la que mira con tal recelo y miedo, que todo su cuerpo tiembla. Luego se acerca el Ángel le pregunta: 

 

Animal,
¿Por qué tembláis?

 

 

 

Contesta el Diablo  Mayor: 

 

 

De ver,
¿Qué misterio tiene?
¿Qué misterio encierra?

 

 

 Responde el Ángel:

 

 

Tú no ves que nosotros hemos formado esta Cruz,
para tú arrepentimiento y pidas perdón.

 

 

Contesta el Diablo Mayor:

 

Truenos, Rayos, Centellas,
habrá que levantar esta Cruz,
para que esta danza no muera.

 

 

 

Después de este verso el Diablo Mayor procede a levantarse del piso y de la misma forma en que construyeron la Cruz, procede cada diablo danzante a recoger su respectivo bastón, iniciando la Primera Guía quien dice:        

 

Al levantar esta Cruz,
que fue construida con bastón,
por ser la Primera Guía,
me toca tomar la mía.

 

 

 Seguido al verso de la Primera Guía, le corresponde a la Segunda Guía levantar su bastón pronunciando el siguiente verso:

 

Para seguir levantando esta Cruz,
que fue construida con bastón,
por ser la Segunda Guía,
me toca tomar la mía.

 

 

Después que la Segunda Guía ha levantado su bastón, le siguen  los  Diablos Rasos, quienes pronuncian otros versos alusivos al acto y posteriormente, lo hace e Diablo Mayor y el Diablo Capitán, mientras siguen danzando dentro de la iglesia.

 

Ya levantada la Cruz, el Diablo Mayor ordena la formación de la Torre con el siguiente verso:

 

A formar la Torre, para mi discurso,
mi idea, que en el primer escalón,
he de plantar mi soberbia.

 

 

Luego de esta orden del Diablo Mayor, los diablos  danzantes proceden abrazarse sobre los hombros en círculo, continuando danzando en esa posición, mientras que el  Ángel  y el  Alma esperan que el Diablo Mayor suba a la Torre y pronuncie, el siguiente verso: 

 

Arriba de la Torre estoy,
fírmese bien los cimientos,
cada vez que subo y bajo,
nunca me falta escarmiento.

 

 

 Continua el Diablo Mayor con un verso, aún más arrogante: 

 

Sea! Torre de la voz famosa,
hecha de pedernal,
yo he de subir al cielo,
y el mundo se ha de acabar.

 

 

Al usar estas palabras, desafiantes e intimidantes, el  Diablo Mayor amenaza con subir al cielo y  acabar  con el mundo, por eso el Ángel se acerca al Diablo Mayor quien se mantiene en la Torre y le dice: 

 

 

Ángel del primer coro fuiste,
cierto que te conocí,
como formaste el infierno,
hoy te vengo a combatir.

 

 

En esos momentos el Ángel le clava la lanza al Diablo Mayor, cayendo de la torre al  piso, lo que aprovecha el Ángel  para ponerle el  pie  en el  pecho,  presentando la balanza;  mientras el  Diablo Capitán y los demás danzantes, ante este hecho, actúan enfurecidos por lo sucedido, paseándose de un lado a otro, buscando una explicación a lo ocurrido.  Los demás diablos continúan danzando, hasta escucharse una súplica hacia el Ángel por parte del  Diablo Mayor:

 

Ángel,
tú con esa lanza tan filosa, no me vayas a matar.

 

 

El Ángel le responde:

 

Ven acá,
con el poder que te cedió Dios,
¿Por qué suplicándome estás?

 

 

Contesta el Diablo Mayor:

 

Ángel,
te ofrezco todo mi oro,
mí plata y el mundo entero sí te apiadas de mí.

 

 

Responde el Ángel:

 

Escrito está Satanás,
que ni los Ángeles del cielo te podrán perdonar.
Pues, que te perdone el Alma,
porque yo no puedo perdonarte.

 

 

Una vez dichas estas palabras por el Angel, el Diablo Mayor se dirige al Alma:

 

Alma,
dile al Ángel que me quite esta balanza que
me pesa en el alma, que por desobediente
el reíno del cielo lo perdí.

 

 

Continúa diciendo:

 

Y tú, Alma,
con ese corazón tan grande y sincero,
¿No me vas a perdonar?

 

 

Le contesta el Alma:

 

Animal,
te concedo el perdón, para que dances
dentro de la Iglesia y pidas perdón.

 

 

Con este acto el Diablo Mayor se levanta ayudado por el Diablo Capitán y una vez de pie, es rodeado por todos los demás danzantes que aún se encuentran danzando y moviéndose de un lado a otro, formando posteriormente un círculo con el Diablo Mayor en el centro; luego el tamborilero y el acordeonista, tocan la música más rápido, mientras los danzantes ejecutan la figura del cruce con el pie hacia los laterales. Para terminar el acto dentro de la Iglesia, el Diablo Mayor pronuncia otro verso:

 

Danzando siempre estoy, en la corte celestial,
y como soy un diablo infernal, para la caverna me voy.

 

 

Luego de un corto receso, los danzantes proceden a salir de la iglesia con su respectiva máscara puesta, y lo efectúan de frente al Altar sin darle la espalda.

 

 

Una vez que los danzantes han salido de la Iglesia, se une a ellos la Diabla, para dirigirse danzando a los lugares públicos tales como: escuela, hospital, cementerio, etc.

 

Otros lugares donde proceden a realizar la danza, son en aquellas casas o establecimientos comerciales a los cuales han sido invitados; sin embargo, en los lugares donde no han sido invitados, el Diablo Capitán se adelanta hasta la puerta de la casa a visitar, para ver si son aceptados y una vez en ella pronuncia el siguiente verso:

 

Dichoso en este día,
que mereció con su afecto, celebrar en esta casa,
el Divino Sacramento.

 

 

Con este diálogo termina una obra de arte que enaltece nuestro Folclore